lunes, 2 de febrero de 2009

Buscando al asesino.



Hay un caso, que podría llamarse psicológico, que logro captar mi atención y reformularme varias ideas y principios que tenia en la cabeza.

Una pareja contrae matrimonio, y con el correr del tiempo, desesperanzados en que su relación funcione, deciden tener hijos con el fin de obtener una razón para poder estar juntos.
Como si el fracaso de su unión no bastara, estos oligofrénicos en cuestión, creen que los hijos son una especie de pegamento que los conectara a niveles nunca jamás pensados y transformara su vida de desamor, en un calido hogar.

A medida que el tiempo va avanzando, como era de esperarse, las cosas no mejoran sino que empeoran de manera estrepitosa.
Ahora esta pareja, no solo tiene el problema de estar con alguien a quien no ama, sino que aparte, tienen hijos de los cuales hacerse cargo.

Todo esto lleva a una vorágine enfermiza en las que las reglas de juego de una sociedad normal, mueren de puertas para adentro.

¿Qué quiero decir con esto? Que la pareja es un total fracaso, y resolverla con hijos de por medio, se torna no difícil, sino enfermizo, ya que los chicos deben tolerar todo tipo de violencia, malestar, y principalmente un abandono desmedido.

Este mismo abandono, comienza a sentirse en los niños que no logran conciliar su estilo de vida con el de sus pares.
Ellos no tienen limite, no saben a que hora volver a casa, no deben pedir permiso para ausentarse, no tienen que estudiar, y mucho menos hacerse cargo de su vida.

Durante el periodo en que un niño pasa de ser simplemente un niño a un adolescente, estos chicos comienzan a descubrir un nuevo mundo. Un mundo lleno de responsabilidades, lleno de normas generales, religiones, estudios, trabajos, y todo tipo de cosas que hasta el momento desconocían.

Sus padres, quienes hasta el momento siguen brillando por su ausencia, solo contribuyen a la formación de sus hijos con deformaciones. Claro, ya que le muestran un sentido de la vida totalmente opuesto al general, y los alejan de las principales metas que los seres humanos aspiramos para nuestro futuro.

Obviamente, también como era de esperarse, estos ahora jóvenes, ni se acercan a una facultad, a decidir que hacer con su futuro. Más bien, dedican su tiempo en buscar nuevas maneras de drogarse de corromper la ley, y de seguir viviendo como a ellos se lo enseñaron.

Precisamente de la misma manera en que si trajésemos un león directamente del África para tenerlo de mascota, lo primero que intentaría es comernos, ya que esa fue absolutamente toda su vida.

Mientras los años pasan, y estos jóvenes se convierten en adultos, los problemas comienzan a florecer como si fuesen plantados en la tierra más fértil de la peor familia.
Los padres, asustados, deciden consultar a algún psicólogo con el fin de poder resolver los problemas de sus hijos.

Hacen comparaciones con otras personas de la edad de sus hijos, jactándose que en realidad a la edad que tienen, deberían ya estar encaminados en la vida y no vivir totalmente fuera del sistema.

Obviamente, todo esto es algo nuevo para dichos jóvenes. Es la mismísima analogía del león hecha realidad. El absurdo total.
Los padres, estaban desilusionados y enojados por que el león recién traído del África los quería morder cada vez que salían al jardín. No lograban comprender que no todo puede ser visto desde su punto de vista, y que para que el león no los quiera morder, deberían haberlo intentado amaestrar cuando tenía seis meses, y no cuando ya había aprendido a matar y autoabastecerse.

Lo mas interesante de este caso, no es la locura demencial de los padres, quienes a mi entender deberían estar presos, sino la visión del psicólogo en cuestión.

El psicólogo, toma una pieza de momento, una personalidad inmediata, que es la de un joven de 20 de 25 o de 30 años, y ve que en realidad esta persona no esta capacitada para convivir en el mundo real.

Los padres, condesciendes con el psicólogo y señalando a sus hijos como si fuesen el mismísimo diablo, le transmiten al “profesional” que no pueden mas con estos mounstros. Pero obviamente, exceptuando la parte en la que ellos los fabricaban como tales.

Sin embargo, el psicólogo decide trabajar con los jóvenes, declararlos enfermos, y hasta querer internarlos ya que los considera no solo una amenaza para ellos mismos, sino también para sus padres.

Ahora bien, lo loco que tiene este caso, es que son los padres quienes deberían estar presos, no solo en una institución mental, sino también en un calabozo, puesto que amputar la vida social de alguien, es lo mismo que asesinar.

Pero no, los jóvenes terminan internados, tratados como locos, y considerados problemáticos.
Desde un punto de vista general, es cierto que son problemáticos, desde su propio punto de vista, son lo que los hicieron ser. Para ellos son normales, puesto que no conocen otra cosa.

Por eso yo me pregunto, e intento replantearme si en realidad cada uno es responsable de su vida. Si es cierto que con la madurez llega finalmente la independencia, y el desprendimiento de un joven a adulto.

¿Y que me dicen de estas personas? ¿Son inmaduras? ¿Merecen ser internados? ¿Verdaderamente son responsables de su vida?


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