sábado, 28 de marzo de 2009

Obsesion, no amor.


Si, si es amor...

Siempre dije que si había una cosa en la que jamás seré experto, será en las relaciones afectivas. Por supuesto, esto no incumbe el sexo ocasional, ni nada por el estilo. Tampoco me refiero con esto a la estricta relación afectiva entre amantes, sino en todas las índoles imaginables.

Yo soy de las personas que consideran que la capacidad de relacionarse, es una materia que se aprende bajo la tutela de nuestros padres. Obviamente, esto no dice que nadie puede cambiar (Aunque muy poca gente lo haga), dice que la manera en la que crecemos, nos marca en la forma de encarar nuestras relaciones.

Por algo las personas de tórridas relaciones con sus padres, o aquellas que vivieron actos de violencia o abuso, siempre tienen más dificultades que el resto para estabilizar su pareja.

Pero bueno, sin desviarme del asunto, ya que no soy el doctor amor, quiero poner en firme mi punto de vista; La obsesión es una forma de amar.

Cuando nos dicen la palabra “Obsesión”, inmediatamente la asociamos con un psicópata asesino que espera a la puerta de su ex pareja con un cuchillo y un ramo de flores.
Nada mas alejado de la realidad, puesto que aquellas personas que pueden ser consideradas como “obsesionadas”, sienten un amor tan pasional y eterno, que jamás querrían el mal de la persona que aman.

Sin embargo, es sabido que los crímenes pasionales son los únicos que jamás tendrán una solución. Es que claro, es imposible preveer los sentimientos. Pero no precisamente aquellos que los cometen, son las personas de las cuales estoy hablando.

Me resulta un tanto molesto y agobiante, el hecho de que en otras cuestiones más mundanas de la vida, la “obsesión” sea un adjetivo calificativo positivo. Sin embargo, no lo es para la manera de sentir, y esto me abre una incógnita.
Cuando una persona esta obsesionada con su trabajo, lo único que le importa es trabajar, progresar, y ganar más dinero. Este hecho, es no solo avalado por la sociedad, sino considerado un punto a favor en el esquema didáctico de cualquier persona.
Lo llamativo de esto, es que de igual forma esta persona pudiese poner en riesgo no solo su salud mental, sino también la de sus pares, o sus relaciones sentimentales.

¿Y que me dicen de aquellas personas que están “obsesionadas” con un equipo de futbol? Con una banda de rock, con un escritor, o con la ferviente pasión de ser alguien en esta vida.

En esos casos, la “obsesión” pasa a ser una nafta potenciada que para los que observan desde afuera, aunque mas no sea por un movimiento ocular, terminan considerando esta “obsesión” como un triunfo en diferido.

“Martín va a llegar lejos, se rompe el alma en el trabajo, es en lo único que piensa pobre”. “A Pedro no le hables de Futbol, es un loco, se va a todos lados a ver a su equipo”. “Julieta vendió hasta la tele para ir al recital, es una loca. Y bueno, es la edad”.

En todos los casos en los cuales los sentimientos entre una persona y otra estén directamente involucrados, la obsesión es algo digno de ternura o más bien de admiración.

Desde mi punto de vista, aquel que esta obsesionado con un equipo de futbol, con una banda musical o con un caramelo, esta igual de mal o de bien que aquel que lo esta con una persona.

Nunca comprendí a aquellas personas que comentan acerca de una relación, o de una persona que esta “obsesionada” con otra, de una manera que casi parece lastimosa y merecedora de recaudos.

La obsesión, en mi vocabulario, (Y ahora sin comillas) es la plena y total seguridad de que amamos algo de una manera que nos supera.
Dicho esto, aclaro que cuando digo SUPERA, me refiero a las expectativas que tenemos en base a lo que el amor es.
Por ende, no entiendo la preocupación, la angustia, o la malversación de las personas que interpretan a la obsesión como un acto ruin e inmanejable.

Al fin y al cabo, mas personas de las que no, desearían que el mundo este “obsesionadas” con ellas.

Por otro lado, considero que no existen diferentes maneras de amar. Tal vez de primer momento esto que diré, puede sonar un poco trillado e infundamentado. Pero me alcanza con sentirlo yo mismo de esa forma.

Yo amo a mi perro de la misma manera en la que amo a mi computadora, así mismo, como amo a mi novia, y también a mi familia.
No existe amor de amistad, la simple diferencia es que no hay atracción física. Tampoco existe un amor a lo material, y otro para la familia.

Amar es una acción que se conjuga de una sola manera, sentirlo. Por eso, no estoy de acuerdo en que la obsesión sea algo malo, como se viene interpretando socialmente hasta el momento.

Todo lo contrario, la obsesión, puede llegar a ser la eterna confianza de que verdaderamente queremos algo, y tenemos los ojos bien abiertos para darle el valor que corresponde, y hacer lo que sea para conservarlo.

¿O no?

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