jueves, 28 de mayo de 2009

Enroque.

Ya en la teoría de la evolución humana, según Darwin, se advierte que el ser humano va cambiando su estética y mentalidad a través del tiempo.
Primero fueron los Australopithecus, luego mas tarde, llegaríamos a ser quienes somos hoy, los Homo Sapiens Sapiens, pasando antes por tipos tales como Homo erectus, u Homo Habilis.

Sin embargo, en esta cadena evolutiva que la preciada mente de Darwin desarrollo a base de incontables estudios, se le olvido hablar del famoso Enroque, que hasta el día de hoy, ha pasado inadvertido en nuestra sociedad.

Para aquellos observadores sociales, quiero desayunarlos con la inquietante sorpresa de saber que si son hombres, terminaran siendo mujeres. Y si son mujeres, terminaran siendo hombres.

Seguramente algún medico podría avalar de manera mas exhaustiva los fundamentos que aquí pongo en practica, pero estoy seguro que nadie puede negar que la vieja de mierda que vive al lado de mi casa, es un camionero venido a menos.

A ver, para que se entienda mejor, quiero demostrarles que de alguna forma rara y bizarra, las mujeres cuando viejas, terminan quedando físicamente, y a veces mental también, como hombres. Y viceversa en el caso de los hombres.

Por ejemplo, quisiera que alguien me explique la razón por la cual a medida que los hombres vamos envejeciendo, el primer pelo en caer, no es el de la cabeza. No señoras y señores, el primer pelo en ceder y desprenderse de nuestra piel, es el que hace de contorno al tobillo.
Para el que no lo ha notado, puede pasar por cualquier bar, y levantarle el pantalón a un hombre mayor de sesenta años, y vera que llamativamente, la calvicie comienza desde el tobillo para arriba. Casualmente, ¿No es el sueño de toda mujer?

Mas tarde, comenzamos a gestar una especie de bocio, de esos que cuelgan del cuello de manera demencial, pero en nuestros pechos, aquellos que alguna vez muchas mujeres desearon arañar y escalar.
Aquellas montañas firmes, se transforman con el tiempo en dos bombuchas raídas y desvencijadas, que tarde o temprano nos harán poseedores de sobrenombres tales como “Pandora”, para algún adolescente vandálico.

En el caso de las mujeres, esa cabellera que cuidan tanto, y en la que invierten mas dinero que en la hipoteca de su casa, inevitablemente se deshojara como una margarita, y deberán recurrir a usar peluca. ¿Acaso las pelucas no son un tema de machos?

Por otro lado, la prominente joroba cual camello recargado, les hará torcer la espalda como un tobogán, anulando sus pechos caídos como medias estiradas, y pasaran a obtener los pectorales que nosotros los hombres deberíamos poseer.

Los hombres, a medida que el tiempo transcurre y la vejez ya cena todos los días con nosotros, comenzamos a cambiar nuestro manojo de chorizos al cual llamamos manos, y empezamos a tener largos y finos dedos, como si jamás en la vida hubiésemos trabajado.

Las mujeres, que no todas trabajan, cambian sus delicadas manos de señoritas, por un collage de colores grisáceos y violetas que al apoyar la mano en una mesa firme, cualquiera podría confundirla con un sapo.

Otra de las cosas que me llama poderosamente la atención, es el tema de la barba. Si la teoría que explica que cortar los pelos los endurece, y los hace salir cada vez mas duros, ¿Cómo puede ser que en la vejez, los hombres perdamos la barba?

Paralelamente a esta duda, que alguien me explique por que las mujeres cuando viejas, comienzan a tener candado de barba como Morgado, y pelos blancos que parten desde su mentón, y son capaces de llegar hasta su panza.

Finalmente, y para cerrar esta teoría que hará retorcer al propio Darwin en su tumba, quiero hablar del carácter.

Los viejos, cambian su personalidad maliciosa y omnipotente, por una personalidad de Papa Noel de fiestas, y se ponen tiernos como cordero patagónico.
Son los preferidos de los nietos, y comienzan a bregar por el bien de los mismos, poniendo su vida en riesgo de ser necesario.

Sin embargo, las viejas, comienzan a putear y maldecir como si fuese el último día de su vida. En cada dialogo que poseen, dicen no menos de diecisiete guarangadas por oración, y son capaces de ver morir a toda su familia sin derramar una lagrima. Sin nombrar que, obviamente, terminan siendo el sustento emocional y activista de la casa.

Por eso mismo, creo que a Darwin se le olvido algo. El hombre termina siendo mujer, y la mujer, hombre.

1 comentario:

WilliamsAraujo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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