martes, 5 de octubre de 2010
El País, “Maradona es metáfora de Argentina”
Una nota de opinión publicada hoy en el medio español critica duramente al futbolista y espeja su “fracaso” en el Mundial con la decadencia del país y su sociedad
“¿Hay alguna relación entre el futbolista (Maradona) y el peronismo? Sí, cuando se eligen entrenadores, presidentes o sistemas de características populistas, autoritarias y con pocos pies sobre la tierra, el resultado es el fracaso”, dispara una nota de opinión publicada hoy por el diario español El País.
El texto señala también que “Argentina es un país que hace 100 años era uno de los 10 más ricos del mundo, y hoy la tercera parte de los recién nacidos están condenados a crecer en la pobreza, si es que logran crecer. Ocho niños menores de cinco años mueren al día debido a la desnutrición en un país que debería ser, como hace tiempo fue, el granero del mundo. Semejante aberración florece en un contexto político en el que a lo largo de más de medio siglo juntas militares han alternado el poder con gobiernos populistas, corruptos o incompetentes”.
“El actual Gobierno peronista de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (como el anterior, de su marido Néstor Kirchner) es más afín al de Hugo Chávez en Venezuela o al de Daniel Ortega en Nicaragua que a los gobiernos pragmáticos y serios de Brasil, Chile o el vecino Uruguay donde, por cierto, hoy se consume más carne per cápita que en Argentina. ¿Dónde ha quedado la famosa Justicia Social proclamada hasta el cansancio por el peronismo que ha gobernado la mayor parte del período democrático instaurado en 1983? ¿Cuál es el problema? El problema es Diego Maradona. O, para ser más precisos, lo encarna, como símbolo”, resalta.
En tanto, explica que “la idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que la mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad”.
“El punto de partida es la negación de la realidad. Este es el terreno en el que opera Maradona y en el que su legión de devotos se adentra -como por ejemplo los 20.000 que fueron al aeropuerto de Ezeiza para darle las gracias tras la desastrosa actuación en el Mundial de Sudáfrica- para adorarle”, describe.
La nota de opinión firmada por un un periodista que vivió 10 años en Argentina y un médico psicoanalista que trabaja en Buenos Aires, reconoce que “Diego Maradona fue un monumental jugador de fútbol. Pero la fama justificada no da títulos, ni derechos, ni conocimientos para opinar con absoluta certeza acerca de casi todo y al mismo tiempo desautorizar a todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideas. En Argentina, mientras avergonzaba a algunos, hacía gritar de entusiasmo a muchos más. Creían, orgullosos, que unidos al ‘ ídolo‘ todo el mundo ‘se la chupaba‘. En realidad el que se ha chupado todo, desde alcohol hasta cocaína, ha sido Maradona. Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. Solo se trata de señalar su soberbia desconsiderada, de carácter profundamente narcisista, base de sus penosas afecciones del alma, metáfora de la patología crónica de un país”.
“El fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de Argentina como país”, opina.
Finalmente, el texto menciona que “lo que propone Maradona al reafirmar su derecho a dirigir la selección de fútbol. Al apoyar su estrambótica candidatura, los Kirchner, eso sí, están siendo consecuentes. Ellos también piden, pese al fracaso mundialista de su gestión, como el de los regímenes peronistas que los precedieron, que se prolongue su dinastía en las elecciones generales del año que viene. Es probable que lo consigan. Sería la victoria del pensamiento mágico maradoniano, sobre el que el sol de la bandera argentina nunca se pone”.
sábado, 12 de junio de 2010
Preocuparse puede generar recuerdos de cosas que nunca sucedieron...
¿Cuántas veces le han dicho a usted que, ante un problema, mejor que preocuparse es ocuparse? ¿Y a razón de cuántos minutos de su vida pasó angustiándose por lo que podría suceder si... ?
Ahora, habría una explicación científica para hacerle caso al consejo o, al menos, tratar de hacerlo. Y para intentar ignorar aquél extendido sueño de caerse en un escenario antes de recibir un premio, el título de graduación, o ese otro en el que uno olvida hasta su nombre antes de un examen...
Y es que estudios llevados a cabo en la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos) indican que el sólo hecho de anticiparse a o de preocuparse por algo que va a ocurrir hace que esta experiencia se grabe en el cerebro con la misma intensidad que un recuerdo negativo real, incluso antes de que ocurra.
Más al grano: que por el mero hecho de preocuparse usted está corriendo el riesgo de convertir esa aprensión en un recuerdo de un hecho que todavía no pasó.
De acuerdo con un ensayo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , cuando algo le preocupa a una persona se activa un circuito del miedo que amplifica el temor a volar o a hablar en público y condiciona así el comportamiento futuro de dicha persona.
Kristen Mackiewicz, cabeza del equipo que realizó la investigación científica analizando qué sucedía en el cerebro de voluntarios por medio de técnicas de resonancia magnética, explicó que el estudio se hizo para tratar de entender más y mejor la formación de recuerdos en casos de estres postraumático y aplicar tratamientos más apropiados.
Todos sabemos por experiencia propia que los hechos emocionalmente más perturbadores, como una agresión, un accidente o la muerte de un ser querido, quedan marcados en la memoria con mucha mayor profundidad que los acontecimientos cotidianos.
Fue estudiando este fenómeno, que los expertos descubrieron que el sólo hecho de anticiparse a una situación angustiante, temida o claramente mala puede activar dos regiones cerebrales relacionadas con la formación de recuerdos, incluso antes de que dicha situación se produzca.
Una persona que tenga miedo de hablar en público o de volar en avión sentirá ansiedad cada vez que se enfrente a estas situaciones. De acuerdo con los resultados obtenidos en Wisconsin-Madison, cuanto más tiempo pase alguien pensando en esas situaciones posibles o futuras, más fuertemente grabado en su cerebro quedará dicho acontecimiento, con lo cual más temor y aprensión y preocupación sentirá el individuo la próxima vez que tenga que exponer en público o subirse a un avión.
De manera que la anticipación a una situación angustiante pone en marcha en el cerebro un circuito de miedo que, al mismo tiempo, ayuda a reforzar viejos recuerdos y acentúa la grabación profunda de los nuevos.
Los investigadores tienen la esperanza de que, al descubrir qué regiones del cerebro participan en esta reacción, las personas que sufren algún tipo de desorden post-traumático no se vean invadidas continuamente por recuerdos espantosos de hechos que, en realidad, nunca ocurrieron.
Sabiendo dónde se da dicha fijación cerebral, podría desactivarse esa respuesta hiper negativa, eliminando la propensión a que esas personas recuerden tan fácilmente los recuerdos negativos.
Esta solución podría aplicarse sobre todo en el caso de desórdenes de estrés post-traumático y de ansiedad social, que suelen producir en quienes los padecen desagradables recuerdos intrusivos o retrocesos en el tiempo, generando una cíclica rememoración de los hechos traumáticos.
domingo, 25 de abril de 2010
Hikaru y Yuto.
Yuto tiene diecisiete años y su padre, Hikaru, sesenta. Ambos trabajan en su tienda de pescados que tienen en la feria del pequeño pueblo adonde habitan.
Pero Yuto aparte de ser un trabajador tiene la mentalidad de un niño, juega absolutamente todo el día. Se junta con niños menores y se presta a cualquier diversión con una sonrisa estampada en la cara.
Una tarde de las tantas en las que él jugaba con los otros chicos se quedo dormido, agotado en el piso, precisamente sobre la carretera de tierra que usan todos los transportes para entrar y salir del pueblo.
Un camión de providencias no pudo verlo debido a la escaza luz del lugar, y Yuto tuvo el infortunio de ser pasado por arriba por el camión. Pero al menos la muerte no le toco el timbre, sino que simplemente lo mando al hospital.
Hikaru corrió desesperado al hospital al enterarse de la noticia, y cuando llego el medico le dio el diagnostico: había que amputarle una pierna el escurridizo y jugueton hijo.
De forma llamativa Hikaru acepto la noticia con una sonrisa y le dijo al medico que no había ningún problema, que el cuidaría de su hijo una vez que la operación termine.
Al cabo de quince días, Yuto llego a su casa con muletas y decidió encerrarse en su cuarto por un prolongado tiempo.
Pueblo chico infierno grande, ya todos los habitantes sabían del accidente sucedido. Por eso el mismísimo día que Yuto volvió a casa se acercaron absolutamente todos a darle su apoyo al padre y su mas sentido pésame.
Pero para sorpresa del pueblo, Hikaru al recibir condolencias, apoyo y palabras de lamento, respondía únicamente “Hay que ver”.
Luego de la velada, los habitantes del lugar creían que el accidente de Yuto había vuelto loco a Hikaru, ya que no podían comprender que en vez de llorar desconsolado les respondiese a todos “Hay que ver”. ¿Habia que ver? ¿Qué cosa? ¡Su hijo había quedado con una sola pierna! Aparentemente Hikaru se había vuelto loco, y es por eso que poco a poco la gente comenzó a hacerlo a un lado y dejar de consumir sus productos que en otro momento eran considerados los mas frescos de la aldea.
Un mes mas tarde de lo ocurrido, aquel país asiático se declara en guerra. Absolutamente todos los chicos del pueblo tenían que enlistarse para ir a la batalla sin excepción alguna. Huir, no presentarse o simplemente negarse a participar era traición a la patria y la condena era la muerte.
Dos meses mas tarde, el mismo camión que había atropellado a Yuto, acompañado de dos mas, traía en su caja cientos de ataudes de todos los chicos del pueblo. La guerra había sido un fracaso y todos los chicos de la aldea habían muerto en la misma. Todos menos Yuto, que gracias a no tener una pierna no pudo ir a la guerra y con eso salvar su vida.
En el día del funeral la aldea entera se junto y luego de enterrar los cadáveres se quedaron consolándose entre ellos. Hikaru se acero a dar su mas sentido pésame, y de repente todos comenzaron a decirle lo afortunado que era en tener a su hijo, a lo que Hikaru respondió nuevamente, “Hay que ver, hay que ver”.
lunes, 18 de enero de 2010
Vistiendo a la verdad.
En una noche de pleno invierno, la verdad andaba desnuda por la ciudad y decidió salir a divertirse.
Se dirigió precisamente a la fiesta del pueblo, adonde asistirían todas las personas.
Al llegar, intento sin éxito alguno sociabilizar con todas las personas de la fiesta. Su desnudez, su crudeza y su cuerpo, eran lo más hermoso que podía verse en toda la kermes, pero aun así, parecía ignorada por todas las personas.
Intento acercarse a un grupo de jóvenes, pero se le rieron en la cara y se fue ofendida. Más tarde, dialogo con un grupo de ancianos, pero enojados se dieron media vuelta, explicándole que no querían escucharla. Y por último, hablo con un grupo de mujeres, que luego de prestarle atención por algunos minutos, se fueron ofendidas llorando.
La verdad, se fue corriendo entre lágrimas al baño, a intentar encontrar consuelo. Se vio al espejo, y luego de sentirse totalmente rechazada, decidió retirarse de la fiesta.
Cuando salía del baño, se quedo obnubilada viendo a una persona que brillaba como una estrella en un baño. Llevaba puesto un traje reluciente, limpio, llamativo, y espectacular. Unos zapatos lustrados que permitían usarlos de espejo. Tenía una sonrisa impactante, una mirada perfecta, y el porte envidiable de una persona segura y feliz.
Esta persona se acerco a la verdad y le pregunto qué le ocurría. La verdad, angustiada por demás, le dijo que había intentado hablar con todas las personas de la fiesta, pero que había sido en vano. Todos le escapaban, a pesar de su belleza, la gente la veía fea, amenazante y triste. Pero que ella solo se quería divertir.
Esta persona, le dijo que él era el placer, y que por eso todos ansiaban hablarle y estar cerca de él. Que todo lo que tenía lo transformaba en algo bueno, y que le iba a prestar algo que le solucionaría todos sus problemas.
Ambos se dirigieron al guardarropa, y el placer saco uno de sus trajes impactantes. Le dijo que se lo colocara, que era el mejor disfraz que tenia, y que ya vería las repercusiones que tendría.
La verdad le dijo que no comprendía, que si esa forma de vestirse era normal para él, entonces no le estaba prestando un disfraz, sino más bien una prenda. A lo que el placer le contesto que era un disfraz, que ella estaba desnuda, y que si se disfrazaba le iría mejor.
La verdad se vistió, y salió con el disfraz puesto a recorrer los pagos de la fiesta. Misteriosamente, todas las personas comenzaban a mirarla y a seguirla adonde ella se dirigía.
De repente, ella era la estrella de la fiesta, y aunque llevaba puesto un disfraz, no había perdido su esencia, no dejaba de ser la verdad en ningún momento.
La gente comenzó a acercarse, y ella comenzó a hablar, empezó a contarles todas las cosas que antes habían sido ignoradas, y ahora eran escuchadas de forma intensa y relajante.
Tal fue el efecto que tuvo ese disfraz sobre la verdad, para el final de la noche, toda la fiesta rodeaba a la verdad, y escuchaba atentamente lo que tenia para decir. Las personas levantaban la mano de a uno, y le hacían preguntas apuntando a la sabiduría de la verdad.
Entre aplausos, la verdad se retiro de la fiesta y comenzó a caminar en búsqueda del placer. Cuando lo encontró, le agradeció el favor, le dijo que lo había pasado genial, pero que no comprendía el secreto.
El placer, con una media sonrisa en la cara, le dijo que el disfraz se lo regalaba, que ella lo necesitaría mucho más que el. Que si él se desnudase, todo el mundo se le tiraría encima. Así que le obsequio el disfraz y le advirtió que nunca se lo sacara.
La verdad se sintió mal, como si fuese falsa y debiese aparentar algo que no es. Le transmitió estas inquietudes al placer, el cual sabio y paciente, le dijo que nadie en este mundo quiere escuchar su verdad. Que nadie en el mundo quiere ver la verdad, y que nadie en el mundo quiere aceptar su verdad. Pero que sin embargo, todas las personas quieren obtener su verdad disfrazada. Que todas las personas quieren un mensaje subliminal antes que una afirmación, y que todas las personas quieren escuchar su verdad disfrazada en sabanas de seda.